AINKAA – Revista de Estudiantes de Ciencia Política, vol. 2, no. 3, enero-junio 2018
Resumen: En ejunio de 2017 se cumplieron 22 años de la muerte de Emil Michel Cioran, controvertido filósofo y escritor rumano, cuya ideología proclive al criptofascismo, siempre suscitó debates entre los estudiosos de su obra. Aspectos como el aparente suicidio de su amante, Simone Boué y su pasión por Juan Sebastián Bach y por Dostoievski, marcaron su existencia. Su muerte a los ochenta y cuatro años, a pesar de las ideas suicidas que sostuvo en vida, hacen de él un personaje desconcertante y fascinante que aún suscita polémica entre admiradores y detractores, cuya posición política nunca fue del todo clara y no ha sido explorada en su extensión.
Palabras Clave: Cioran, Política, Fascismo, Filosofía, Existencialismo.
INTRODUCCIÓN
Muchos académicos y simpatizantes que han estudiado la obra de este abrumador escritor rumano afirman que su filosofía pertenece al terreno de lo absurdo, que fue un anarco-existencialista, un misántropo y un hereje. Incluso sus detractores no le perdonan su temprana ideología simpatizante del régimen nacionalsocialista de la Guardia de Hierro Rumana. Por consiguiente, la obra de E.M. Cioran y su relevancia en el campo de la filosofía sigue siendo rechazada —cuando no desconocida— por algunos intelectuales. No en vano está cargada de una desoladora irreverencia que fluctúa entre el humor negro y la blasfemia. A pesar de ello, no se puede negar que en buena parte de la extensa obra de este aciago demiurgo se esconde un inevitable pensamiento político, una serie de reflexiones pesimistas, con argumentos en algunos casos contradictorios y en otros desalentadores y sacrílegos, especialmente para su época. Acerca de Cioran el profesor Bradatan (2016) en la Revista Los Ángeles Review of Books afirmó lo siguiente:
Para algunos, fue uno de los pensadores más subversivos de su época, un Nietzsche del siglo XX solo que más sombrío y con un mejor sentido del humor. Muchos pensaban que era un loco peligroso, sobre todo en su juventud. Sin embargo, según otros, simplemente era un encantador joven irresponsable que no constituía ningún peligro para los demás, tal vez sólo para sí mismo. Cuando su libro sobre el misticismo llegó a la imprenta y el tipógrafo se percató de cuan blasfemo era su contenido, se negó a tocarlo, era un buen hombre temeroso de Dios; el editor se desentendió del asunto y el autor tuvo que publicar sus blasfemias en otra parte, por cuenta propia.
Cioran despertó en un buen número de filósofos simpatía por la particularidad de sus textos, por la manera lapidaria de abordar la vida, así como por su particular visión de la religión y por supuesto de la política; sin embargo, no todos comparten un concepto tan romántico del rumano. En un debate que tuvo lugar en el Ateneu Barcelonés, el profesor Ramón Alcoberro (s.f.) a propósito de su postura política y filosófica argumentaba que:
La verdad es que Cioran poco tenía de anarquista y por lo menos a la mayoría, sus textos dejaron de interesarnos muy pronto. Desprendían ya entonces un desagradable tufo mesiánico, y repetían tópicos literarios que de por si [sic] eran viejos en tiempos del Barroco (el tedio, la muerte, Dios, etc.), aunque resumidos de una forma elegante y casi simpática. Pese a no invitar para nada al arrepentimiento (pues no es la modernidad nada apta para arrepentirse), toda la obra de Cioran se hace muy previsible cuando has leído un par de libros. (pág. 1)
La nota con la cual comienza el ensayo de Alcoberro reza: “En la década de 1970 ignorábamos que Cioran había sido un fascista en su Rumanía natal” (Alcoberro, s.f.: 1). Esta filiación política es una crítica recurrente de su vida privada pero no de su obra en sí. Por una parte, no es fácil rastrear aspectos de su pensamiento político en sus últimos libros, centrados más en un pensamiento filosófico de corte nihilista y existencialista; por otra parte, los primeros libros son casi inasequibles incluso en el país balcánico, dado que muchos no se han traducido del rumano o fueron prohibidos en las escuelas y las bibliotecas públicas, o bien, destruidos; en otros casos, en aquellos libros que se encuentran publicados a posteriori, sus letras fueron modificadas por el autor… [PDF]