“Variaciones” (M. Liliana Herrera A.)

Cioran en perspectivasIn: HERRERA A., María Liliana; ABAD T., Alfredo A. (orgs.), Cioran en perspectivas. Pereira: Universidad Tecnológica de Pereira, 2009. p. 170-192.

De la naturaleza esencialmente paradójica de la obra de Cioran surge ante la mirada de sus estudiosos una variedad de temas que están determinados también por la formación intelectual e intereses de cada uno de aquellos. Sin embargo, por diversas que sean sus consideraciones sobre la obra de Cioran, ellas se inscriben en el complejo problema de la interpretación. Con la hermenéutica –y las distintas posiciones de quienes han desarrollado esta corriente– sabemos que las categorías que intervienen en el acto de leer (texto, escritura, intencionalidad y autor, lector, articulaciones del texto a los acontecimientos culturales…) conforman una compleja red que teje las interpretaciones que están, así mismo, determinadas por el límite que el círculo hermenéutico impone. Pero por virtud de su dinámica que restringe y a la vez posibilita, las interpretaciones han venido enriqueciendo, ampliando, corrigiendo el conocimiento que se está construyendo acerca de la obra de Cioran, el lugar que lentamente ella gana en el espacio académico y cultural, así como su valor en tanto producto literario y concepción ontológica. En este sentido, una noción más adecuada de la filosofía es aquella que la concibe no ya como conocimiento acabado o como programa, sino como una experiencia particular del mundo, como la instancia que nos ofrece una “participación en el acontecer del ser y del devenir”. Si el ser es el lenguaje, si el inconciente está estructurado por el lenguaje, si la experiencia humana tiene una condición “originalmente lingüística”, si es a través de él que el ser se deja oír, la pregunta que hace unos años se hacían algunos lectores de Cioran respecto al por qué él escribía y publicaba si esto contradecía su posición existencial, ya no tiene lugar. Somos lenguaje. El hombre es el lenguaje y a través de él hace obra. La intencionalidad del sentido “entendida como la significación intentada por el autor y conjeturada por el lector resulta impertinente” porque intención y discurso “corren diferentes destinos”; porque cualquier obra de arte trasciende las condiciones tanto psicológicas como sociales en las que se ha producido. Y porque sus lectores están situados en contextos culturales diferentes al contexto en el que ella fue producida, es que se hace posible la existencia de interpretaciones y no de la “interpretación”, y que sean descifradoras y –utilizando una expresión de Ricoeur– “amplificadoras” del sentido. La comprensión estará mediada y determinada por la interpretación, que tiene como nota esencial ser cada vez una aproximación más adecuada a la obra –tarea infinita– a pesar del autor pero a favor siempre de la pluralidad y de la diferencia… [PDF]

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