“Mi actitud para con la religión sigue siendo la misma hoy,
una mezcla de tentaciones contradictorias.”
Cioran, Conversaciones
Cuestiones y tópicos de discusión
- La relación lector-autor de una obra fragmentaria y asistemática
- Continuidad y discontinuidad de una obra bilingüe
- Filosofía, Arte, Religión/Mística: ¿“Bloque indisoluble o trinidad perdida del romanticismo” (Ionesco)?
- Filosofía del Mal y Meontología (ontologia negativa) en Cioran
- Controversia acerca de la doble categoría de lo místico-religioso en Cioran: ¿“la pasión de lo absoluto en un alma escéptica”? Cioran: ¿gnóstico, antignóstico o agnóstico?
- La cuestión de la salvación vis-a-vis la evidencia del Mal: ¿un pensamiento definitivamente a-soteriológico y negativo?
Una selección de aforismos, organizados en orden cronológica, en torno al complejo temático de la tertulia con el prof. Leobardo Villegas de la Universidad Autónoma de Zacatecas. En homenaje al 110⁰ natalicio de Emil Cioran, el 8 de abril de 2021.
1911 – Nace en Rășinari, hijo de pope (dato importante). Centralidad del cristianismo ortodoxo en su infancia y educación y formación. Consciencia precoz del mal, ateísmo, “a-teodiceia”.
“Mi padre era sacerdote ortodoxo. Eso es muy importante. Sufría mucho siempre que no podía resolver un problema, ayudar a alguien. Mis padres sufrían mucho y me lo ocultaban. Cuando mi padre decía una oración, yo desaparecía, pues veía perfectamente cuánto sufría. El no dejó de notar que yo evitaba sus oraciones y yo me decía: ¿de qué sirve tener fe, si se sufre tanto, si eres una víctima todo el tiempo? Vieron perfectamente que a mí me pasaba algo, que no estaba contento.” (Conversaciones)
[+] Ese maldito yo (1987):
“Kant esperó a la vejez para darse cuenta de los lados sombríos de la existencia y señalar «el fracaso de toda teodicea racional» …Otros, más afortunados, se dieron cuenta de ello antes incluso de comenzar a filosofar.” (Ese maldito yo)
1932 – “La estructura del conocimiento religioso” [Structura cunoașterei religioase], texto de juventud publicado en Revista Teologică.
“¿Qué es lo que separa la intuición religiosa de la intuición sin más? En primer lugar, su objeto. La intuición religiosa no busca la simple objetividad, tal como ésta se presenta ante nosotros; ni siquiera el núcleo sustancial que subsiste más allá de la diversidad de las formas fenomenales y que constituye su centro productivo e inmanente, sino el absoluto que trasciende la objetividad sensible. Evidentemente, no se trata aquí de la existencia o de la inexistencia del objeto al que apunta, ya que lo que planteamos no es una crítica de la metafísica religiosa, sino una crítica del conocimiento como tal. Lo que interesa, en este caso, es la intencionalidad de la intuición religiosa, su objeto intencionado, no su estructura esencial o existencial. La realidad de dicho objeto puede ser incluso puesta en duda, sin excluir por esto la problemática del conocimiento religioso.”
“La intuición es una vía de conocimiento directo. El absoluto, la realidad ontológica, la existencia en su esencialidad no se presentan desveladas a nuestra intuición o son incognoscibles. Aquí no caben dudas ni aproximaciones. […] En las religiones, el absoluto no es histórico, no se desarrolla en el proceso histórico; y aun si así fuera, el devenir histórico no es una categoría constitutiva del absoluto. Los modernos han caído en la paradoja de atribuir al absoluto la categoría del devenir histórico (el hegelianismo, por ejemplo). En la religión y en la mística, la intuición es una negación de la historicidad.”
1934 – “Ignoro qué sentido, en un ser escéptico para quien este mundo es un mundo en el que nunca se resuelve nada, puede tener el éxtasis, el más revelador y el más rico, el más complejo y le más peligroso, el éxtasis de las profundidades últimas de la vida. Esa clase de éxtasis no nos hace adquirir ni una certeza explícita ni un saber definido; pero el sentimiento de una participación esencial es en él tan intenso que rebasa todos los límites y las categorías del conocimiento habitual.” (En las cimas de la desesperación)
“El sentimiento metafísico de la existencia es un sentimiento de orden extático, y toda metafísica hunde sus raíces en una forma particular de éxtasis. Es un error no admitir más que la variante religiosa [cristiana] del éxtasis. Existe, de hecho, una multiplicidad de formas que, dependiendo de una configuración espiritual específica o de un temperamento, no conducen necesariamente a la trascendencia [Dios cristiano]. ¿Por qué no habría un éxtasis de la existencia pura, de las raíces inmanentes de la vida? ¿Acaso no se realiza semejante éxtasis en un ahondamiento que desgarra las apariencias para permitir el acceso al núcleo del mundo? Poder palpar las raíces de este mundo, poder realizar la ebriedad suprema, la experiencia de lo original y de lo primordial, equivale a experimentar un sentimiento metafísico procedente del éxtasis de los elementos esenciales del ser. El éxtasis como exaltación en la inmanencia, como incandescencia, como visión de la locura de este mundo —he ahí una base para la metafísica—, válido incluso para los últimos instantes, para el momento de la muerte… El éxtasis verdadero es peligroso; se parece a la última fase de la iniciación de los misterios egipcios, en los que la frase “Osiris es una divinidad sombría” sustituía al conocimiento explícito y definitivo. Dicho con otras palabras, lo absoluto permanece, como tal absoluto, inaccesible. Yo sólo veo en el éxtasis de las raíces últimas una forma de locura y no de conocimiento.” (En las cimas de la desesperación)
1937 – “Todos los nihilistas tuvieron problemas con Dios. Una prueba más de la vecindad con la nada de la divinidad. Habiéndolo profanado todo, no nos queda ya más que destruir esa última reserva de la nada.” (Lágrimas y santos)
“¡La pasión de lo absoluto en una alma escéptica! ¡Un sabio injertado en un leproso!” (Lágrimas y santos)
“El coraje supremo de la filosofía es el escepticismo. Más allá de él, no reconoce más que el caos. Un filósofo sólo puede evitar la mediocridad mediante el escepticismo o la mística, esas dos formas de la desesperación frente al conocimiento. La mística es una evasión fuera del conocimiento, el escepticismo un conocimiento sin esperanza. Dos maneras de decir que el mundo no es una solución.” (Lágrimas y santos)
“La mística oscila entre la pasión del éxtasis y el horror del vacío. No se puede conocer la primera sin haber conocido el segundo. Ambos suponen una ardua voluntad de «tabla rasa», un esfuerzo hacia una vaciedad psíquica… El alma, una vez madura para una vacuidad duradera y fecunda, se eleva hasta la desaparición total. La conciencia se dilata más allá de los límites cósmicos. La condición indispensable del estado de éxtasis y de la existencia del vacío es una conciencia privada de todas las imágenes. No se ve ya nada fuera de la nada, y esa nada es todo. El éxtasis es una presencia total sin objeto, un vacío lleno. Un estremecimiento atraviesa la nada, una invasión de ser en la ausencia absoluta. El vacío es la condición del éxtasis, como el éxtasis es la condición del vacío.” (Lágrimas y santos)
“La teología es la negación de Dios. ¡Qué idea descabellada ponerse a buscar argumentos para probar su existencia! Todos sus tratados valen menos que una exclamación de Santa Teresa. Desde que la teología existe, ninguna conciencia ha conseguido ganar con ella una sola certeza, pues la teología no es más que la versión atea de la fe. El mínimo balbuceo místico está más cerca de Dios que la Summa teológica. Todo lo que es institución y teoría deja de estar vivo. La Iglesia y la teología han asegurado a Dios una agonía duradera. Sólo la mística le ha reanimado de vez en cuando.” (Lágrimas y santos)
“Toda revuelta está dirigida contra la Creación. El mínimo gesto de insumisión compromete el orden universal aceptado por los esclavos del Creador. No se puede estar con Dios y contra su obra; pero se puede por amor hacia El olvidar la creación o incluso despreciarla.
Apenas es posible rebelarse en nombre de Dios, aunque fuese contra el pecado. Pues para el Reaccionario supremo, el único pecado que existe es la anarquía, esa protesta contra el orden inicial.
Toda rebelión es atea. La inadhesión a una fracción infinitesimal de la Creación equivale a una desintegración de la infinitud divina. La anarquía no está prevista en los planes de la Creación. Sabemos que en el Paraíso los animales descansaban tranquilamente hasta que un día uno de ellos, no aceptando ya su condición y renunciando a la felicidad, se hizo hombre. La historia entera se ha erigido sobre esa desobediencia inicial.” (Lágrimas y santos)
“En el fondo, la historia humana es un drama divino. Pues no sólo Dios se inmiscuye en ella, sino que padece, paralelamente y con una intensidad infinitamente incrementada, el proceso de creación y de devastación que define la vida. Una desgracia compartida que, habida cuenta de su posición, le consumirá quizás antes que a nosotros. Nuestra solidaridad en la maldición explica por qué toda ironía dirigida contra El se vuelve contra nosotros y se reduce a una auto-ironía. ¿Quién, más que nosotros, mortales, ha sufrido por no ser El lo que debería haber sido?” (Lágrimas y santos)
“Toda versión de Dios es autobiográfica. No solamente procede de nosotros, sino que es asimismo nuestra propia interpretación. Se trata de una doble visión introspectiva, que nos descubre la vida del alma como un yo y como Dios. Nos reflejamos en El y El se refleja en nosotros.
Yo no me concibo más que a través de la imagen que me hago de El. Sólo así el conocimiento de uno mismo puede tener un sentido y un objetivo. Quien no piensa en Dios continuará siendo un extranjero para sí mismo, pues la única vía del conocimiento de sí pasa por Dios, y la Historia universal no es más que una descripción de las formas que El ha adoptado.” (Lágrimas y santos)[+] Conversaciones (1995):
“Llegué a Paris a los veintiséis años, más o menos. Mi madre leyó Lágrimas y santos y me escribió: «Deberías haber esperado a nuestra muerte para publicar este libro». Mi padre era sacerdote ortodoxo y mi madre, que no era creyente, me dijo: «No comprendo, ¡hay pasajes completamente místicos y otros de un nihilismo absoluto y de un cinismo total!». Mi actitud para con la religión sigue siendo la misma hoy, una mezcla de tentaciones contradictorias. Entonces escribí a mi madre: «Mira, ¡es el libro más religioso que jamás se haya publicado en los Balcanes!…».
1940 – “Lo religioso no es una cuestión de contenido, sino de intensidad. Dios se concreta en nuestros momentos febriles, de suerte que el mundo en el que vivimos se convierte en un excepcional objetivo de la sensibilidad religiosa por el hecho de que sólo podemos reflexionar en los momentos neutros. Sin «fiebres» no superamos el campo de la percepción, es decir, no vemos nada. Los ojos sólo sirven a Dios cuando no distinguen los objetos; lo absoluto teme a la individuación.
La intensificación de cualquier sensación es señal de religiosidad. El grado máximo de repulsión nos revela el Mal (la vía negativa hacia Dios). El vicio está más cerca de lo absoluto que un instinto auténtico, porque la participación en lo divino es posible en la medida en que ya no somos naturaleza.” (El ocaso del pensamiento)1949 – Breviario de a-soteriología, Ejercicios negativos de anti-santidad: “Orden de la Salvación Imposible”
“No hay insatisfacción profunda que no sea de naturaleza religiosa: nuestros fracasos provienen de nuestra incapacidad para concebir el paraíso y aspirar a él, lo mismo que nuestros malestares de la fragilidad de nuestras relaciones con lo absoluto. «Soy un animal religioso incompleto, padezco doblemente todos los males» – adagio de la Caída, que el hombre se repite para consolarse. Al no lograrlo, recurre a la moral, decide seguir, a riesgo del ridículo, su consejo edificante. «Resuélvete a no estar triste», le responde ésta. Y él se esfuerza por entrar en el universo del Bien y de la Esperanza… Pero sus esfuerzos son ineficaces y antinaturales: la tristeza se remonta hasta la raíz de nuestra pérdida…, la tristeza es la poesía del pecado original…”
“Un ser poseído por una creencia y que no buscase comunicársela a otros es un fenómeno extraño a la tierra, donde la obsesión de la salvación vuelve la vida irrespirable. Mirad en torno a vosotros: Por todas partes larvas que predican; cada institución traduce una misión; los ayuntamientos tienen su absoluto como los templos; la administración, con sus reglamentos -metafísica para uso de monos…” (Breviario de podredumbre)
“La salvación acaba todo; y nos acaba. ¿Quién, una vez salvado, osa llamarse aún vivo? No se vive realmente más que por la negativa a entregarse al sufrimiento y por una como tentación religiosa de irreligiosidad. La salvación no preocupa más que a los asesinos y a los santos, a los que han matado o superado la criatura; los otros se revuelcan -borrachos perdidos- en la imperfección…” (Breviario de podredumbre)
“Y a esperar una ola de retiros en una eternidad sin fe, una toma de hábitos en la nada, una Orden liberada de los misterios, y ninguno de cuyos «hermanos» se reclamaría de nada, desdeñando su salvación tanto como la de los otros, una Orden de la salvación imposible…” (Breviario de podredumbre)
“Así es como los Misterios antiguos, pretendidas revelaciones de los secretos últimos, han pasado sin legarnos nada en materia de conocimiento. Los iniciados sin duda estaban obligados a no transmitir nada; es, sin embargo, inconcebible que en tan gran número no se haya encontrado un solo charlatán; ¿qué hay de más contrario a la naturaleza humana que tal obstinación en el secreto? Lo que ocurre es que no había secretos; había ritos y estremecimientos. Una vez apartados los velos, ¿qué podían descubrir sino abismos sin importancia? No hay iniciación más que a la nada y al ridículo de estar vivo.” (Breviario de podredumbre)
“Cuando la soledad se acentúa hasta el punto de constituir no tanto nuestro dato como nuestra única fe, cesamos de ser solidarios con el todo: heréticos de la existencia, somos excluidos de la comunidad de los vivientes, cuya sola virtud es esperar, anhelantes, algo que no sea la muerte. Pero liberados de la fascinación de esta espera, expulsados del ecumenismo de la ilusión, somos la secta más herética, pues nuestra misma alma ha nacido en la herejía.” (Breviario de podredumbre)
“Me entrego al placer de estar desengañado: es la esencia misma del siglo; por encima de la Duda no pongo más que el contento que proporciona…” (Breviario de podredumbre)
1952 – “Con qué urgencia me descristianizo desde siempre…” (Silogismos de la amargura)
1957 – “Estamos lejos de la literatura, pero sólo aparentemente. Todo eso no son más que palabras, pecados del Verbo. Os he recomendado la dignidad del escepticismo y heme aquí rondando en torno a lo Absoluto. ¿Técnica de la contradicción? Recordad más bien la frase de Flaubert: «Soy un místico y no creo en nada.» Veo en ella el adagio de nuestro tiempo, de un tiempo infinitamente intenso y sin sustancia. Existe un placer que es nuestro: el del conflicto como tal. Espíritus convulsivos, fanáticos de lo improbable, descoyuntados entre el dogma y la aporía, estamos tan dispuestos a saltar hacia Dios por rabia como seguros de no vegetar en El.” (La tentación de existir)
“El comercio de los místicos” – importante ensayo de La tentación de existir.
1960 – “La Historia, marco donde realizamos lo contrario a nuestras aspiraciones, donde las desfiguramos sin cesar, no es, evidentemente, de esencia angélica. Al considerarla, sólo concebimos un deseo: promover la agrura a la dignidad de una gnosis.” (Historia y utopía)
“Estamos ahogados en el mal. No es que todos nuestros actos sean malos, pero cuando cometemos algunos buenos sufrimos por haber contrarrestado nuestros movimientos espontáneos: la práctica de la virtud se reduce a un ejercicio de penitencia, al aprendizaje de la maceración. Satán, ángel caído transformado en demiurgo, comisionado a la Creación, se levanta contra Dios y se rebela aquí abajo más a gusto y con más poder que El; lejos de ser un usurpador, es nuestro maestro, soberano legítimo que estaría por encima del Altísimo si el universo estuviese reducido al hombre. Tengamos, pues, el valor de reconocer de quién dependemos.” (Historia y utopía)
“Sin la hipótesis de un dios enfebrecido, obsesionado, sujeto a convulsiones ebrio de epilepsia, no podríamos explicarnos este universo que en todo lleva las marcas de un babeo original. Y adivinamos la esencia de ese dios cuando nosotros mismos somos presa de un temblor similar al que él debió de sentir en los momentos en que se liaba a golpes con el caos. Pensamos en él con todo lo repugnante que nos resulta la forma y el buen sentido, con nuestras confusiones y nuestro delirio; nos acercamos a él mediante imploraciones que nos dislocan, pues nos resulta próximo cada vez que algo se rompe en nosotros, y de alguna forma también tenemos que liarnos con el caos. ¿Teología sumaria? Si contemplamos esta creación mal despachada, ¿cómo no recriminar a su autor?, ¿cómo, sobre todo, creerlo hábil o simplemente diestro? Cualquier otro dios hubiese dado pruebas de mayor competencia o de equilibrio: por donde se mire, no hay más que error y atolladero. Imposible absolverlo, pero imposible también no comprenderlo. Y lo entendemos por todo lo que en nosotros mismos es fragmentario, inacabado, mal hecho. Su empresa lleva los estigmas de lo provisorio, y, sin embargo, no fue tiempo lo que le faltó para hacerla bien. Para nuestra desgracia, estuvo inexplicablemente apresurado. Por una legítima ingratitud, y para hacerle sentir nuestro mal humor, nos esmeramos ‑expertos en anti‑Creación‑ en deteriorar su edificio, en hacer aún más miserable una obra comprometida ya desde sus inicios. Sin duda sería más elegante no meterse con ella, dejarla tal cual, no vengarnos en esa obra de las incapacidades de su Creador; pero como nos transmitió sus defectos, no tenemos por qué tener miramientos con El. Si, en última instancia, lo preferimos a los hombres, de todas maneras no es ajeno a nuestros malos humores.” (Historia y utopía)
“El remedio para nuestros males hay que buscarlo en nosotros mismos, en el principio intemporal de nuestra naturaleza. Si la irrealidad de un principio tal se demostrara, estaríamos perdidos sin remedio. ¿Qué prueba, qué demostración podría prevalecer contra la persuasión íntima, apasionada, de que una parte de nosotros escapa a la duración, y contra la irrupción de esos instantes en los que Dios es superfluo con una claridad surgida de nuestros confines, beatitud que nos proyecta fuera de nosotros mismos, conmoción exterior al universo? No más pasado, no más futuro; los siglos se desvanecen, la materia abdica, las tinieblas se agotan: la muerte parece ridícula y ridícula la vida. Y esa conmoción, aunque sólo la hubiésemos sentido una vez, nos bastaría para conformarnos con nuestras vergüenzas y miserias, cuya recompensa son sin duda. Es como si el tiempo en su totalidad hubiese venido a visitarnos, una última vez, antes de desaparecer… Inútil remontarse después hacia el antiguo paraíso o correr hacia el futuro: uno es inaccesible, el otro irrealizable. Lo que importa, por el contrario, es interiorizar la nostalgia o la espera, necesariamente frustradas cuando se vuelven hacia el exterior, y obligarlas a discernir o a crear en nosotros la dicha por la que, respectivamente, sentimos o nostalgia o esperanza. No hay paraíso más que en el fondo de nosotros mismos, y como en el yo del yo; todavía falta, para encontrarlo ahí, que hayamos recorndo todos los paraísos, los acaecidos y los posibles, haberlos amado y detestado con la torpeza del fanatismo, escrutado y rechazado después con la pericia de la decepción.
Se dirá que cambiamos un fantasma por otro que las fábulas de la edad de oro son tan válidas como el eterno presente con el que soñamos, y que el yo original, fundamento de nuestras esperanzas, evoca el vacío y a él se reducirá finalmente. Puede ser. ¿Pero acaso un vacío que otorga la plenitud no contiene más realidad que la que posee toda la historia en su conjunto?” (Historia y utopía)1964 – “Si nos está prohibido recobrar la inocencia primordial, podemos, por el contrario, imaginar otra, e intentar acceder a ella merced a un saber desprovisto de perversidad, purificado de sus taras, transformado en profundidad, “arrepentido”. Una metamorfosis semejante equivaldría a la conquista de una segunda inocencia que, llegada después de milenios de duda y de lucidez, tendría la ventaja de no dejarse engañar por el prestigio, ya gastado, de la Serpiente. Una vez llevada a cabo la disyunción entre ciencia y caída, y que el acto de conocer no envanezca ya a nadie, ningún placer demoníaco acompañará más a la indiscreción necesariamente agresiva del espíritu. Nos comportaremos como si no hubiésemos violado ningún misterio, y encararemos nuestras empresas con alejamiento, si no es que con desprecio. Se trataría nada menos que de recomenzar el Conocimiento, es decir, de edificar otra historia, una historia desagraviada de la antigua maldición, y en la que nos fuera dado reencontrar esa marca divina que llevábamos antes de la ruptura con el resto de la creación.” (La caída en el tiempo)
“Ceder, en medio de nuestros males, a la tentación de creer que no nos ha servido de nada, que sin ellos estaríamos infinitamente más avanzados, es olvidar el doble aspecto de la enfermedad: aniquilación y revelación.; nos quita y destruye nuestras apariencias para mejor abrirnos a nuestra realidad última, y, a veces, a lo invisible.” (La caída en el tiempo)
1969 – “El creador es el absoluto del hombre exterior; el hombre interior, en revancha, considera la creación como un detalle molesto, como un episodio inútil, entiéndase nefasto. Toda experiencia religiosa profunda comienza donde acaba el reino del demiurgo. No tiene nada que hacer con él, lo denuncia, es su negación. En tanto que él nos obsesiona, él y el mundo, no hay medio de escapar de uno y de otro, para, en un ímpetu de aniquilamiento, alcanzar lo no creado y disolvernos en ello.” (El aciago demiurgo)
“El dios malo es el dios más útil que jamás hubo. Si no lo tuviésemos a mano, ¿a dónde se encaminaría nuestra bilis? Toda forma de odio se dirige en última instancia contra él. Como todos creemos que nuestros méritos son desconocidos o pisoteados, ¿cómo admitir que una iniquidad tan general sea obra del hombre tan sólo? Debe remontarse más arriba y confundirse con algún tejemaneje antiguo, con el acto mismo de la creación.” (El aciago demiurgo)
“El despertar es independiente de las capacidades intelectuales: se puede tener genio y ser un necio, espiritualmente, se entiende. Por otro lado, nada se avanza con el saber como tal. «El ojo del Conocimiento» puede ser poseído por un iletrado, que se encontrará de este modo por encima de cualquier sabio. Discernir que lo que tú eres no eres tú, que lo que tienes no es tuyo, no ser cómplice de nada, ni siquiera de tu propia vida ‑esto es ver con precisión, esto es descender hasta la raíz nula de todo‑. Cuanto más se abre uno a la vacuidad y más se impregna uno de ella, más se sustrae a la fatalidad de ser uno mismo, de ser hombre, de estar vivo. Si todo está vacío, esta triple fatalidad también lo estará. De golpe, la magia de lo trágico se ve disminuida.” (El aciago demiurgo)
“Lo que importa no es producir, sino comprender. Y comprender significa discernir el grado de despertar al que un ser ha llegado, su capacidad de percibir la suma de irrealidad que entra en cada fenómeno.” (El aciago demiurgo)
“Sólo está maduro para la liberación [délivrance] aquel a quien oprime la universalidad del tormento. Buscar liberarse, sin la conciencia de ese tormento, es imposibilidad o vicio. No hay liberación gratuita; hay que liberarse de algo, en este caso de la omnipresencia de lo intolerable ‑ que se experimenta tanto en la hipótesis del ser como del no ser, puesto que cosas y apariencias de cosas hacen sufrir lo mismo.” (El aciago demiurgo)
“Estamos todos en el fondo de un infierno, cada instante del cual es un milagro.” (El aciago demiurgo)
[+] Cuadernos:
“«Dios mismo no está libre de pecado puesto que creó el mundo.» Ese proverbio búlgaro que cité aquí, creo, hace algunos días no deja de atormentarme. Debería haberlo puesto como epígrafe del Aciago demiurgo.
Soy espiritualmente, y geográficamente, un bogomilo.” (Cuadernos)“Soy bogomilo y budista. Al menos eso es lo que se deduce del Aciago demiurgo.” (Cuadernos)
[+] Cuaderno de Talamanca:
“Creo, como el gnóstico Basílides, que la humanidad debe volver a sus límites naturales retornando a una ignorancia universal, auténtica señal de redención.” (Cuaderno de Talamanca)
“Es necesario que el hombre supere el conocimiento, que renuncie a la aventura del conocimiento. Esto es lo que dicen los Philosophoumena sobre la redención en el sistema de Basílides: “Cuando todo se haya cumplido definitivamente, cuando todas las simientes confundidas hayan sido arrancadas y de vueltas a su lugar de origen, Dios extenderá una ignorancia absoluta sobre el mundo entero, a fin de que todos los seres que lo componen permanezcan en los límites de su naturaleza y no deseen nada ajeno o mejor; pues en los mundos inferiores, no se encontrará ni mención ni conocimiento de lo que hay en los mundos superiores, a fin de que las almas no puedan desear aquello que no pueden poseer y que ese deseo no se convierta para ellas en fuente de tormentos; ya que eso sería la causa de su perdición. (VII, 27)” (Cuaderno de Talamanca)
“Redención: por el conocimiento, por la superación del conocimiento.” (Cuaderno de Talamanca)
“¿Qué sentido puede tener la idea de la redención? Tratar de leer el libro de Philip Mainländer: Die Philosophie der Erlösung.”
1970 – Conversación con François Bondy: “Su propia inclinación al misticismo, su odio del mundo, ¿proceden de la tradición ortodoxa?”
Emil Cioran: “Están más emparentados con la secta gnóstica de los bogomilos, los antecesores de los cátaros, cuya influencia fue intensa sobre todo en Bulgaria. En mi infancia yo era violentamente ateo, por no decir algo peor. Cuando recitaban la oración de la comida, me levantaba al instante y abandonaba la mesa. Sin embargo, me reconozco próximo a la creencia profunda del pueblo rumano, según la cual la Creación y el pecado son una y la misma cosa. En gran parte de la cultura balcánica, nunca ha cesado la acusación contra la Creación. ¿Qué es la tragedia griega sino la queja constante del coro, es decir, del pueblo, a propósito del destino? Por lo demás, Dionisos procedía de Tracia.”
Conversaciones / Entretiens
1973 – “Tracios y Bogomilos: no puedo olvidar que he frecuentado los mismos parajes que ellos, ni que unos lloraban por los recién nacidos, y que los otros, para absolver a Dios, hacían responsable a Satanás de la infamia de la Creación.” (El inconveniente de haber nacido)
“«…Pero Elhoin sabe que el día en que comiereis de ello vuestros ojos se abrirán.» Apenas abiertos, el drama dio comienzo. Mirar sin comprender: eso es el paraíso. El infierno será, pues, el lugar donde se comprende, donde se comprende demasiado…” (El inconveniente de haber nacido)
“La inconsciencia es el secreto, el «principio de la vida»… Es el único recurso contra el yo, contra el mal de estar individualizado, contra el efecto debilitante de la conciencia, estado tan temible, tan duro de enfrentar que sólo debería estar reservado a los atletas.” (El inconveniente de haber nacido)
“Aceptamos sin temor la idea de un sueño ininterrumpido; en cambio un despertar eterno (la inmortalidad, si fuera concebible, sería eso), nos une en el terror. La inconsciencia es una patria; la conciencia, un exilio.” (El inconveniente de haber nacido)
“Vale más ser animal que hombre, insecto que animal, planta que insecto, y así sucesivamente. ¿La salvación? Es todo lo que disminuye el reino de la conciencia y compromete su supremacía.” (El inconveniente de haber nacido)
“La certeza de que no hay salvación es una forma de salvación, es incluso la salvación. A partir de ahí da igual organizar la propia vida que construir una filosofía de la historia. Lo insoluble como solución, como única salida.” (El inconveniente de haber nacido)
“En el «Evangelio según los egipcios», Jesús proclama: «Los hombres serán víctimas de la muerte mientras sean engendrados por mujeres.» Y precisa: «He venido a destruir las obras de la mujer.» Conociendo las verdades extremas de los gnósticos, uno quisiera ir más lejos aún, decir algo nunca dicho que petrifique o pulverice a la historia, algo que haga pensar en un neronismo cósmico, en una demencia a escala de la materia.” (El inconveniente de haber nacido)
1979 – “Según una leyenda de inspiración gnóstica, en el cielo se desarrolló una lucha entre los ángeles en la cual los partidarios de Miguel vencieron a los del Dragón. Los ángeles indecisos que se limitaron a mirar fueron relegados a la Tierra, para que en ella llevasen a cabo la elección a la que no se habían resuelto arriba, elección tanto más penosa cuanto que no traían recuerdo alguno del combate y menos aún de su actitud equívoca. Así, la causa de la historia sería un titubeo y el hombre el resultado de una vacilación original, de la incapacidad para tomar partido en la que se hallaba, antes de su destierro. Arrojado a la tierra para aprender a optar, se verá condenado al acto, a la aventura, en la que podrá brillar sólo si ha asfixiado en sí mismo al espectador. Si el cielo permite, hasta cierto punto, la neutralidad, la historia, por el contrario, aparece como el castigo de quienes, antes de encarnarse, no hallaron ninguna razón para adherirse a un campo en lugar de al otro. Se comprende, pues, que los humanos tengan tanta prisa por abrazar una causa, por aglutinarse alrededor de una verdad. Pero, ¿alrededor de qué clase de verdad?” (Desgarradura)
“El budismo tardío, especialmente la escuela Madyamika, subraya la oposición radical entre la verdad verdadera o paramartha, atributo del liberado, y la verdad relativa o samvriti, verdad velada, verdad de error más exactamente, privilegio o maldición del no emancipado.” (Desgarradura)
“Según el autor gnóstico del Apocalipsis de Juan, llamar al Altísimo infinito es apuntar muy bajo, pues El es “mucho más que eso“. Me gustaría conocer el nombre del autor que vio con tanta perspicacia en qué consiste la extravagante singularidad de Dios.” (Desgarradura)
“No quisiera vivir en un mundo vacío de todo sentimiento religioso. Y no pienso en la fe, sino en esa vibración interior, independiente de cualquier creencia, que nos proyecta hacia Dios y a veces más arriba.” (Desgarradura)
“Lo que no puede expresarse en términos de mística no merece ser vivido.” (Desgarradura)
1984 – Entrevista con Lea Vergine: “En los Balcanes es como en Bulgaria, hay movimientos religiosos extraordinariamente interesantes, en la Edad Media, como los bogomilos, secta según la cual el mundo era producto de un dios cualquiera, perverso, inicuo. Yo he escrito un libro, titulado El aciago demiurgo, en el que el Creador es un cabrón. Por tanto, mis relaciones con la teología y la metafísica son dobles.”
Entrevista con Gerd Bergfleth: “Una última pregunta: ¿no será usted un teólogo encubierto, un teólogo del desastre, un teólogo gnóstico?
Cioran: “Me he interesado mucho por la Gnosis, eso desde luego. El resultado fue un librito, El aciago demiurgo, cuyo título alemán, Die verfehlte Schópfung («La Creación errada»), me gusta. Al Creador sólo podemos imaginarlo maligno o, como máximo, chapucero. Esa concepción, tras un eclipse de algunos siglos, vuelve hoy con fuerza. Pero no carezco de humor hasta el punto de erigirme en teólogo.”Conversaciones / Entretiens
1985 – Entrevista con Esther Seligson: “Es evidente que lo que me interesa es el aspecto ambiguo del hombre. Los hombres me horrorizan, pero no soy un misántropo. Si fuera todopoderoso —Dios o Diablo—, eliminaría al
hombre. De él está todo dicho en el Génesis. Como le atrae lo que lo niega, optó por el riesgo, es decir, por la historia. Desde el comienzo, eligió mal y, sin ese exilio, no habría habido historia. Eligió su condición trágica… No, no admito el Génesis como revelación, sino como punto de vista sobre la concepción del hombre. […] Yo no creo en el pecado original al modo cristiano, pero sin él no se puede entender la historia universal. La naturaleza humana estaba corrompida en el huevo. Y no, no hablo como un creyente, pero, sin esa idea, me resulta imposible explicar lo que ha sucedido. Mi actitud es la de un teólogo no creyente, de un teólogo ateo.”Conversaciones / Entretiens
1986 – “«Todo está mal», nos dice [Maistre]; sin embargo, el mal – se apresura a añadir– se reduce a una fuerza «puramente negativa» que no tiene nada en «común con la existencia», a un «cisma del ser», a un accidente. Otros, por el contrario, pensarán que el mal, tan constitutivo del ser y tan verdadero como el bien, es algo natural, un ingrediente esencial de la existencia y en absoluto un fenómeno accesorio, y que los problemas que plantea se vuelven insolubles en cuanto nos negamos a introducirlo, a integrarlo en la composición de la sustancia divina. Igual que la enfermedad no es la ausencia de salud sino una realidad tan objetiva y duradera como ella, así el mal posee el mismo valor que el bien, al que incluso supera en indestructibilidad y plenitud. Un principio positivo y un principio negativo coexisten y se amalgaman en Dios, como coexisten y se amalgaman en el mundo. La idea de la culpabilidad de Dios no es una idea gratuita, sino necesaria y perfectamente compatible con la de su omnipotencia: sólo ella confiere cierta inteligibilidad al desarrollo histórico y nos permite comprender todo lo que posee de monstruoso, de insensato, de irrisorio. Atribuirle pureza y bondad al autor del devenir es renunciar a comprender la mayoría de los acontecimientos y en particular el más importante de todos: la Creación. Dios no podía evitar la influencia del mal, motor de los actos, agente indispensable para cualquiera; harto de reposar en sí mismo, aspira a salir fuera para manifestarse y envilecerse en el tiempo. Si el mal, secreto de nuestro dinamismo, desapareciera de nuestra vida, vegetaríamos en la perfección monótona del bien, el cual, a juzgar por el Génesis, exasperaba incluso al Ser Supremo. El combate entre los principios positivo y negativo se libra en todos los niveles de la existencia, incluida la eternidad. Todos nos hallamos inmersos en la aventura de la Creación, proeza temible sin «fines morales» y quizá sin significado; y a pesar de que Dios sea el responsable de la idea y de la iniciativa, no podríamos reprochárselo, dado el gran prestigio de que goza ante nosotros, prestigio de primer culpable. Haciéndonos cómplices suyos, nos ha asociado a este inmenso movimiento de solidaridad en el mal que sostiene y consolida la confusión universal.” (Ejercicios de admiración)
“En medio de una frase, ¡con qué facilidad se cree uno el centro del mundo! Escribir y venerar se dan juntos: quiérase o no, hablar de Dios es mirarle desde arriba. La escritura es la revancha de la criatura y su respuesta a una Creación chapucera.” (Ejercicios de admiración)
“Lo que siempre me ha seducido en la negación es el poder que da para sustituirse por todo y por todos, de ser una especie de opuesto de demiurgo, de disponer del mundo como si hubiésemos colaborado en su advenimiento y hubiéramos tenido luego el derecho, por no decir el deber, de precipitar su ruina. La destrucción, consecuencia inmediata del espíritu de negación, corresponde a un instinto profundo, a un tipo de envidia que seguramente todo el mundo experimenta en el fondo de sí mismo por el primer ser, por su posición y la idea que representa o simboliza. A pesar de lo mucho que he frecuentado a los místicos, en mi fuero interno siempre he estado del lado del Diablo: no pudiendo igualarlo en poder, he intentado igualarlo al menos en insolencia, acritud, arbitrariedad y capricho.” (Ejercicios de admiración)
1987 – “Cuando el Cristo descendió a los infiernos, los justos de la antigua ley, Abel, Enoch, Noé, desconfiaron de su enseñanza y no respondieron a su llamada. Creyeron que era un emisario del Tentador, cuyas trampas temían. Sólo Caín y los de su especie se adhirieron a su doctrina o fingieron hacerlo, sólo ellos le siguieron y abandonaron con él los infiernos. ‑Esto es lo que enseñaba Marción.
«La felicidad del malvado», esa vieja objeción contra la idea de un Creador misericordioso o al menos honorable, ¿quién la ha consolidado mejor que aquel heresiarca? ¿Quién además de él ha percibido con semejante agudeza lo que tiene de invencible?” (Ese maldito yo)
“La filosofía hindú persigue la liberación [délivrance]; la griega, a excepción de Pirrón, Epicuro y algunos inclasificables, es decepcionante: no busca más que la… verdad.” (Ese maldito yo)
“Sobre el Cristo aún. Según un relato gnóstico, ascendió a los cielos por odio del fatum, para impedir, alterando la disposición de las esferas, que pudiera leerse en los astros. En semejante jaleo, ¿qué ha podido sucederle a mi pobre estrella?” (Ese maldito yo)
“Según la Cábala, Dios permite que su esplendor disminuya para que los ángeles y los hombres puedan soportarlo. Lo cual equivale a decir que la Creación coincide con un debilitamiento de la claridad divina, con un esfuerzo hacia la sombra que el Creador ha consentido. La hipótesis del oscurecimiento voluntario de Dios tiene el mérito de abrirnos a “nuestras propias tinieblas, responsables de nuestra irreceptividad a cierta luz.” (Ese maldito yo)
“Cuando durante cierto tiempo nos hemos interesado por un tema, podemos emitir inmediatamente un juicio sobre cualquier libro que trate de él. Acabo de abrir uno sobre la gnosis y he comprendido enseguida que no era fiable. Sin embargo, no he leído más que una frase y sólo soy un aficionado, un incompetente vagamente ilustrado en la materia.
Imaginemos entonces a un especialista absoluto de algo, a un monstruo, a Dios, por ejemplo: todo lo que nosotros hacemos deben parecerle chapuzas, incluso nuestros logros inimitables, incluso aquellos que deberían humillarlo y obligarle a capitular.” (Ese maldito yo)1990 – Entrevista con Sylvie Jaudeau: “¿Qué piensa usted del ascenso actual del integrismo religioso y de sus violencias? ¿No le da la razón a usted, cuando denuncia la vertiente demoniaca que encierra toda religión? En efecto, dice usted: «Una religión pura sería estéril; lo profundo y virulento que hay en ella no es lo divino, sino lo demoniaco». (La tentación de existir.)”
Cioran: “Toda religión que pacta con la historia se aleja de sus raíces. Tal es el caso del cristianismo que, en su origen, estaba orientado hacia la renuncia, pero posteriormente iba a transformarse—auténtica traición— en religión conquistadora.”Sylvie Jaudeau: “La óptica gnóstica sí que advirtió los peligros de la historia, a la que condena sin apelación.”
Cioran: “Para los gnósticos, todo lo que está asociado con el tiempo procede del mal. El descrédito se extiende a la historia en su conjunto, como perteneciente a la esfera de las falsas realidades. No tiene ni sentido ni utilidad. El paso por la historia no es fructífero. Semejante visión se aparta considerablemente de la escatología cristiana oficial y edulcorada, que ve en la historia y en los males que engendra pruebas redentoras.”Sylvie Jaudeau: “Toda su obra revela una concepción de la historia próxima a la de los gnósticos. ¿Piensa usted de verdad que hay que asociarla con el mal?”
Cioran: “Estoy convencido de ello. El hombre estaba condenado desde el principio. Olvida en la acción la plenitud primordial que lo preservaba tanto del tiempo como de la muerte. Motu proprio se condenó a la ruina. La historia resultante del tiempo y del movimiento está condenada a la autodestrucción. Nada bueno puede resultar de lo que, en su origen, fue efecto de una anomalía.”“El propio bien es un mal. Toda voluntad prometeica lleva aparejado un castigo. Asombrosa clarividencia la de la sabiduría antigua, que temía que el destino golpease a quien osara desafiar a los dioses. El hombre debería haberse detenido, pero no podía suspender el grandioso y nefasto proceso que había emprendido.”
“El desierto interior no siempre está destinado a la esterilidad. La lucidez, gracias al vacío que permite vislumbrar, se convierte en conocimiento. Entonces es mística sin un absoluto. La lucidez extrema es el último grado de la conciencia; te da la sensación de haber agotado el universo, de haber sobrevivido a él. Los que no han presentido esa etapa ignoran una variedad insigne de la decepción y, por tanto, del conocimiento. Los entusiastas empiezan a volverse interesantes cuando afrontan el fracaso y la desilusión los vuelve humanos. Aquel a quien todo le sale bien es necesariamente superficial. El fracaso es la versión moderna de la nada. Durante toda mi vida me ha fascinado el fracaso. Es necesario un mínimo de desequilibrio. A la persona perfectamente sana psíquica y físicamente le falta un saber esencial. Una salud perfecta es aespiritual.”
Conversaciones / Entretiens
1997 – “La categoría de lo religioso en los Cuadernos de Cioran” (en portugués).
Leobardo VILLEGAS MARISCAL, “Cioran y el gnosticismo”, in: Reflexiones Marginales, México, nr. 60 (dossier Cioran), 27 noviembre 2020. [+]
Leobardo VILLEGAS MARISCAL, “Dos escritos sobre E. M. Cioran”, Revista de la Universidad de Tibiscus, Timisoara, vol. XXVIII, Rumania, Diciembre, 2019, pp. 42-51.
Leobardo VILLEGAS MARISCAL “Emil Cioran: del escepticismo a la enfermedad”, in: El pensamiento fragmentado y otros textos, Taberna Libraria, México, 2017. [+]
Leobardo VILLEGAS MARISCAL, “La filosofía de Cioran: lúcida, escéptica y realista”, La Jornada Zacatecas, 15 de junio 2014. [+]
MÍSTICA
El Maestro Eckhart, Angelus Silesius, Pedro de Alcántara, Luis de León, San Juan de la Cruz, Ángela de Foligno, Margarita Ebner, son los nombres que Cioran cita en su texto El comercio de los místicos. En esas páginas se concibe a estos desequilibrados como grandes sensuales, lujuriosos del absoluto, conquistadores del cielo: “Para adivinarlos, imagínese un Hernán Cortés en medio de una geografía invisible. Poseían el orgullo del gemido, una demencia contagiosa, incendiaria”. (E. M. Cioran, La tentación de existir, Taurus, Madrid, p. 137). Rondados por demonios, estos enfermos ejemplares eligen el martirio del cuerpo para apoderarse de las alturas. Codiciosos de lo suprasensible, se repliegan en sus celdas, a merced de ayunos prolongados y vigilias desmedidas, para afrontar sus vicios. No dormir y casi dejarse morir de hambre es una estratagema de estos perturbados para rivalizar con Dios. En suma, su desenfreno no es de este mundo, sino del otro. La mística: liviandad de las cosas celestes.
Leobardo VILLEGAS MARISCAL, La vida en las celdas. Del flagelo al éxtasis… (en prensa).
MÍSTICA Y LUCIDEZ
Un estado místico conlleva, según puede constatarse en Las variedades de la experiencia religiosa de William James, una sensación de éxtasis donde el que lo experimenta tiene la vivencia de algo desmesurado, que supera lo finito. Ese algo puede ser Dios o algún contenido espiritual de plenitud inmensa. Es así que el místico intenta desprenderse del mundo y de las ilusiones que lo conforman para poder fusionarse con aquello que lo trasciende. El mundo representa, pues, una sujeción de la cual hay que liberarse, ya que en él predominan infinidad de seducciones que son obstáculo a esa unión. Una vez abandonada esa atadura, se está en condiciones de esperar la revelación divina, perderse en ella. El lúcido, por su parte, se encuentra en el extremo opuesto; su éxtasis es el del vacío: “La experiencia del vacío es la tentación mística del incrédulo, su posibilidad de oración, su momento de plenitud”. (E. M. Cioran, La tentación de existir, Taurus, Madrid, p. 100). También él se ha separado del mundo, con la diferencia de que no conseguirá fusionarse con nada, antes bien, padecerá una ruptura, una separación de la realidad. Cierto que no tendrá que hacer ejercicios ascéticos para advertir que todo es ilusorio; le bastará algún suceso inesperado, algo que despierte su sensibilidad desengañada para caer en la experiencia de la vacuidad. Aquí, Dios o la inmensidad trascendente son suplantados por el absurdo del mundo.
Leobardo VILLEGAS MARISCAL, “Emil Cioran. Del escepticismo a la enfermedad”, en El pensamiento fragmentado y otros textos, Taberna Libraria Editores, México, 2017, pp. 128 y 129.
GNOSTICISMO
Recordemos el fragmento de Breviario de podredumbre titulado La negativa a procrear. En ese apartado, el filósofo rumano exalta a los grandes estériles, denuncia la abominable mancilla de la cópula y alude a un demiurgo sucio y malsano hacedor de un universo podrido. Estas ideas se repetirán en el ensayo inicial de El aciago demiurgo, el cual lleva el título del mismo libro. Ahí se achaca la responsabilidad de esta creación a un dios sin escrúpulos, un dios tarado, se señala lo abominable que es el matrimonio y la procreación, la cual debería ser proscrita, lo mismo que el instinto maternal. En suma, estas afirmaciones pueden sintetizarse en el siguiente aforismo de Silogismos de la amargura: “El olor de la criatura nos pone sobre la pista de una divinidad fétida”.
Yo entiendo que los juicios antes citados tienen un pasado en el inicio del cristianismo, en los sistemas gnósticos surgidos en un tiempo en que esta religión era escenario de intensas disputas teológicas.
Leobardo VILLEGAS MARISCAL, “E. M. Cioran y el gnosticismo”, en Reflexiones Marginales, núm. 60 (Dossier Cioran), Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2020, p. 17.
ESCEPTICISMO
Quien ha leído La caída en el tiempo ha recorrido un apartado que se titula “¿Es escéptico el demonio?”. Quien ha comprendido lo que ahí se dice sabe que el escepticismo del que habla Cioran no es una disposición intelectual; es un destino, un tono interior, una fe. El fanatismo de la irresolución. Precisamente por eso el escéptico es inútil para el demonio, pues no es un ser apto para la negación. El demonio es un convencido, un negador, un nihilista; el escéptico es un fantasma contemplativo, un apestado de los actos. El demonio es activo mientras que el escéptico vegeta en la pasividad. ¿Y si se le demostrara al escéptico que sus dudas son absurdas, si las verdades se le revelaran de una forma evidente, total? De todas maneras se abandonaría a la idolatría de la incredulidad. En este sentido, Nietzsche está cerca del demonio; Cioran no.
Leobardo VILLEGAS MARISCAL, “Las raíces demoniacas de la vida”, en Emil Cioran, Zile de studiu la Napoli / Giornate di studio a Napoli, 2019-2020, Carannante Irma, Giovanni Rotiroti y Ciprian Valcan (Coords.) et al, Editura Universitatii de Vest Timisoara, Criterion Editrice Milano, Rumania, 2021, p. 291).
[…] Aporte de citações temáticas acerca do complexo temático da tertúlia, em ordem cronológica (do primeiro ao último livro de Cioran, incluindo Entretiens e Cahiers). […]
CurtirCurtir