La filosofía de Cioran: lúcida, escéptica y realista, propone Leobardo Villegas

LA JORNADA ZACATECAS, junio 15, 2014

■ Resulta reconfortante en un mundo que ya no confía en las utopías, afirma el académico

■ Puede ofrecer en la actualidad una lectura optimista que sugiere ir “hacia un mundo mejor”

“Había una japonesa que le escribía a Cioran y decía que sus obras le habían ayudado a no suicidarse. Y eso pasa. Cioran es un autor reconfortante. No es un optimista en el sentido vulgar de la palabra, pero su filosofía lúcida y escéptica es más reconfortante que un optimismo, digamos, vulgar”, comentó Leobardo Villegas Mariscal.

Es difícil asociar algún tipo de optimismo a expresiones como En las cimas de la desesperación, Breviarios de la podredumbre, El inconveniente de haber nacido, La tentación de existir o Ese maldito yo.

Sin embargo, precisa el profesor en las unidades académicas Preparatoria y de Filosofía, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, el autor de estas, referidas a títulos de sendos libros, el filósofo rumano Emile M. Cioran, puede ofrecer para la actualidad una lectura liberadora del optimismo que sugiere vamos “hacia un mundo mejor”.

Esto, que pareciera en un primer momento negativo, significa quizás una lectura “más realista” de la actualidad.  Elemento que pudiera explicar mucho de su éxito reciente.

Con motivo del 19 aniversario luctuoso de Cioran, fueron abordados aspectos de su vida y obra en la emisión de esta semana de Acentos, el programa de La Jornada Zacatecas TV, dedicado al análisis de la cultura, la sociedad y el arte.

La conversación entre Leobardo Villegas y Carlos Navarrete, éste último conductor de la serie y jefe de información de La Jornada Zacatecas, tuvo como escenario el panteón de La Purísima de la capital del estado. Acorde con uno de los elementos recurrentes en el pensamiento de Cioran, quien, citó el docente universitario, “diría que el máximo problema para el hombre no es la muerte, más bien es el nacimiento” y agregaría, “los cementerios son lugares de tranquilidad y reposo”.

En la charla fue traída a colación por Navarrete, precisamente, la costumbre del pensador de recorrer los panteones en sus paseos por Francia y España para pasar horas en ellos, fumando.

“Él llegaba a decir, que incluso en los momentos de depresión pasearse por un cementerio es un buen remedio para las horas sombrías que uno pasa”, agregó Leobardo Villegas.

Cioran, en rumano y en francés.

Existen dos etapas en la obra de Emile Cioran, la primera desarrollada en su juventud en Rumania y a la que corresponden En las cimas de la desesperación, De lágrimas y de santos, El libro de las quimeras,  El ocaso del pensamiento y La transfiguración del rostro de Rumania.

Esta última de la que ya siendo adulto, renegó por las opiniones políticas involucradas. El autor señalado por Villegas Mariscal como uno de los tres más importantes intelectuales del siglo 20 procedentes de su país, junto con Mircea Eliade y Eugene Ionesco, no permitió que se volviera a traducir o editar este libro.

En su segunda etapa de creación, ya como becario de la Sorbona en París, Cioran escribió varios libros en francés, todos de sugerentes títulos: El breviario de podredumbre, El inconveniente de haber nacido, La tentación de existir, Ese maldito yo, El aciago demiurgo, Historia y utopía y La caída en el tiempo.

En su obra rumana dijo el académico de la UAZ, los temas oscilan entre la religión, la mística, el amor de las mujeres, el mar y la melancolía.

“Él demuestra que como filósofo, uno puede hablar de estos temas que habitualmente no son muy académicos”.

Su discurrir en francés, en cambio, recupera reflexiones sobre el suicidio, la muerte y el destino de los pueblos.

En ambas, la música forma parte de uno de sus grandes intereses, mismo que “no desaparece nunca”, apuntó.

Otro elemento que enfoca constantemente, a pesar de ser un pensador escéptico, es su gran atracción por la religión y por el pensamiento religioso, expuso.

La lucidez para Cioran

La obra de Emile Cioran tiene un tema central: la lucidez. La que define no como una disposición intelectual sino como una experiencia. “Él le llama una experiencia mística negativa”: la experiencia de la nada y del vacío.

“Tú comprendes toda la realidad sin haber leído libros. Eso es entender lo esencial. Entender el sinsentido estructural del mundo. Y a eso se puede llegar independientemente, si sabes o no sabes cosas”.

Su aforismo: “Para poder vislumbrar lo esencial no hace falta ejercer ningún oficio, basta con tumbarse en la cama y gemir”, expuso Leobardo Villegas, explica que la lucidez “es una experiencia subjetiva que está más allá de cualquier conocimiento teórico (…) te puede llegar en cualquier circunstancia y momentáneamente”, como la experiencia mística.

El suicidio, la última de las libertades humanas

El autor de Ese maldito yo, parece que encarna contradicciones profundas, aportó Navarrete. “Habla del suicidio pero nunca se suicida. Algunos dicen: ‘es que le dio Alzheimer y por eso se le olvidó suicidarse´, otros dicen, ´no, no quería suicidarse”.

Esto último sustentado, dijo el conductor, en otro de sus aforismos: “Todo el mundo me exaspera pero me gusta reír y no puedo reír solo”.

“No hay incoherencia”, repuso Villegas Mariscal. Cioran no aconseja “mátese usted, sino piense que puede utilizar esa salida cuando usted quiera”.

“Esa libertad no te la quita ni Dios (…) entonces digamos, que incluso la forma de entender el suicidio de Cioran, es una forma optimista”.

En el caso de los estoicos como Séneca, Marco Aurelio y Epicteto, a los que Cioran admiraba, el suicidio no es visto “como una culpabilidad” al modo de la filosofía cristiana, sino por el contrario, y lo dice el mentor de Nerón en sus Cartas a Lucilio, “es una salida admirable”, comentó Villegas… [+]

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